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No todo es felicidad, también existe la depresión blanca o “blues de Navidad”

La depresión navideña o blanca se puede considerar como un trastorno Trastorno Afectivo Estacional, es real y requiere especial atención, conoce aquí los detalles.

Las percepciones psicológicas, familiares, sociales y económicas pueden desencadenar este estado de ánimo negativo hacia todo lo relacionado con la Navidad. Foto: X/ @DesdeLaFeMx
Las percepciones psicológicas, familiares, sociales y económicas pueden desencadenar este estado de ánimo negativo hacia todo lo relacionado con la Navidad. Foto: X/ @DesdeLaFeMx

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Por: Brenda Hernández

MONTERREY, Nuevo León.- La Navidad es una época llena de alegría y amor para muchas personas, sin embargo, no todos viven esta celebración de la misma manera.

A pesar de los regalos y la comida, existe una realidad oculta: la depresión blanca o blues de Navidad.

Este estado de ánimo negativo temporal puede afectar a individuos en plena época navideña, manifestándose a través de síntomas como insomnio, ansiedad, tristeza, falta de apetito y mal humor.

La depresión blanca no está reconocida como un trastorno establecido, pero según Patricia Bermúdez Lozano, profesora de la Facultad de Psicología de la UNAM, existen múltiples factores que influyen en su aparición.

Para algunos es una época de mucho estrés y desgaste, de desmotivación por no tener una estabilidad económica o de desestabilización psicológica por problemas no resueltos en su vida personal, como no haber cumplido metas por diferentes razones, o por estar en duelo por la pérdida de seres queridos”.

Patricia Bermúdez Lozano

Catedrática UNAM

Las percepciones psicológicas, familiares, sociales y económicas pueden desencadenar este estado de ánimo negativo hacia todo lo relacionado con la Navidad.

Es importante entender que la depresión blanca no es algo que las personas elijan sentir, sino que puede ser el resultado de diversas circunstancias personales y ambientales.

Causas de la depresión blanca

Aparte de lo que hemos comentado del Trastorno Afectivo Estacional que tiene una incidencia clara, hay estudios que muestran una cierta relación genética si bien hay otros factores que son más determinantes como pueden ser:

  • Malas experiencias pasadas: Al ser las navidades un momento de reunión familiar, es habitual que aparezcan conflictos en la familia, malentendidos, discusiones, etc, que provocan una huella emocional negativa y que hace que en años siguientes se intente evitar este tipo de situaciones o que aparezca una ansiedad anticipatoria de esas comidas o cenas.
  • Ausencia de un ser querido: Cuando hay una falta de alguien de la familia, aparece con fuerza ese recuerdo de la persona que ya no está con nosotros, una emoción de dolor por la perdida, y en ocasiones puede ocurrir una re-traumatización de ese duelo si no está bien pasado.
  • Estrés navideño: La carga de hacer regalos, preparar las cenas/comidas, tener todo preparado, volcarse en los demás para que estén bien y a gusto, supone un alto nivel de estrés que si no está bien gestionado puede desembocar en una sintomatología ansiosa provocando un alto malestar, o incluso te puede llevar a tener el “Síndrome Grinch” en las próximas navidades.
  • Soledad: El estar solo o quedarse solo, el no poder estar con la familia en estas fechas hace que aparezca esta sensación de apatía, de tristeza y de hundimiento.

¿Cómo superar el 'blues de Navidad'?

Si la Navidad se convierte en estrés o te deprime un poco, quizá te puedan ser útiles las acciones que los especialistas sugieren para salir del abatimiento:

  • Gestionar nuestros pensamientos: “Hay que fijarse en los aspectos positivos de las personas y de la festividad. No cerrarnos a que todo es negativo”.
  • Perdonar: “A veces cargamos con emociones que no son saludables para nosotros. Hay que hacer una reflexión interna y ser honestos con nosotros mismos. Perdonarnos si reconocemos que hicimos algo mal y perdonar a los demás también”.
  • Realizar actividades placenteras: “Hablar con los amigos, dar una vuelta, incluso bañarnos tranquilamente (a veces con las prisas de todos los días no lo hacemos) puede ayudarnos a relajarnos y tener una mejor perspectiva de las cosas”.

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