Oda a la mediocridad
¿Crees que es malo ser mediocre? Cualquiera pensaría que sí, pero Carol H, nos invita a reflexionar sobre este término y la carga social que tiene.
CIUDAD DE MÉXICO.- Conformarse es de mediocres y los mediocres son malos. Porque, literamente mediocre significa que no llegaron a la excelencia. Una persona mediocre no trabaja duro, no se entrega al máximo para ganarse la oportunidad de prosperar. De salir del hoyo, de lograr el éxito, el triunfo, el reconocimiento, el dinero…
¿Sí es tan malo no entregarse al máximo? Lo pregunto con genuino interés. El periodista de la revista Time, Jamie Ducharme, publicó en 2023 un ensayo sobre la mediocridad y la salud emocional. Hace una reflexión sobre cómo durante años se esforzó por conseguir un sueño, pero en el camino fue dejando su salud mental, sus ganas de vivir y su placer por disfrutar las pequeñas cosas. Me pone nervioso, dijo, poner mi nombre a un informe con algo positivo que decir sobre la mediocridad. Ese miedo dice mucho sobre la cultura en la que vivimos.
No debería ser controvertido decir que la vida existe más allá del trabajo y los logros, que las formas en que nos han enseñado a esforzarnos nos están haciendo daño, a todos nosotros, pero particularmente a aquellos que son marginados por los sistemas de poder.
Jamie cuenta sobre un curioso movimiento llamado “renuncia silenciosa” que tiene que ver con una nueva generación que está orgullosa de hacer lo mínimo indispensable en el trabajo sin llegar a renunciar. Cada vez más personas rechazan el estrés y el agotamiento tradicionalmente inherentes a la cultura laboral en favor de una vida más lenta y pacífica. Pero aceptar eso como mediocridad va en contra de todo lo que nos han enseñado. En una cultura hiper capitalista, producir es bueno y entre más produces mejor eres, porque tienes más para gastar y así la rueda no se detiene nunca.
¿No te ha pasado que te sientes culpable por tener un día de ocio, qué digo un día, unas horas en las que no estás haciendo más que ver el techo? Y te llega esa sensación de estar “desperdiciando tu vida” solo porque te tomaste una tarde para descansar del agobio de producir.
Agotarse y trabajar mucho para salir de la mediocridad es lo que nos han vendido como una verdad ineludible, así que vivimos en el agotamiento constante para escapar del término “mediocre”... pero ese agotamiento está relacionado con todo, desde la depresión hasta la muerte prematura, según muestran algunas investigaciones citadas en el reportaje de Jamie.
Una investigación australiana reveló que aspirar a un estilo de vida un 20% más relajado puede mejorar el bienestar, es decir, que a veces intentar hacer un poco menos, es más mejor para tu salud. ¿Esta tan mal asumir que podemos tener un papel detrás del telón en lugar de buscar siempre el reflector?
Hay otro artículo escrito por Kathleen Newman-Bremang, llamado “Por qué las mujeres negras están desviándose de la excelencia y aceptando la mediocridad” y en él esta mujer habla de cómo nos cuesta aceptar el término “mediocre” por toda la carga negativa que conlleva, pero la cosa, dice, no se trata de si podemos ser excelentes o no, sino, si debemos serlo y a qué costo.
Kathleen cierra su artículo indicando que, a veces, aceptar la mediocridad es “darnos la libertad de descansar, jugar, fracasar, tomar un descanso y estar bien”.
Y entonces… ¿es muy malo ser mediocre?