Los inmorales costos del desarrollo de la Inteligencia Artificial General
CRÓNICAS POP POR FERNANDO BUSTOS
CIUDAD DE MÉXICO.- Hace unos días Sam Altman, la persona detrás de OpenAI, dijo frente a alumnos de la Universidad de Stanford que no le importaba si tenían que gastarse 500 millones o 5 mil millones de dólares, o 50 mil millones de dólares al año para trazar una trayectoria que permita crear Inteligencia Artificial General.
La cifra expuesta, por supuesto, ha hecho que muchos se pregunten si éticamente es una postura viable. Si cualquier precio justifica el desarrollo de esa tecnología pues ¿cuántas vidas se podrían salvar actualmente con ese dinero? Sin duda el desarrollo de la inteligencia artificial general, a futuro, podría traer muchos beneficios para la humanidad, pero podríamos simplemente ayudar en el presente a la humanidad con ese dinero: mejorar su condición de vida, poner electricidad donde no la hay, crear pozos de agua.
Desafortunadamente este caso sirve también para entender que quienes tienen el dinero para hacer esos cambios reales en la actualidad no están dispuestos a hacerlos porque no hay una ganancia. Los millonarios están dispuestos a dar su dinero sólo si esto les promete un retorno. Y si muchos se suman al proyecto de OpenAI no es tanto porque les importe desarrollar la más grande herramienta de la humanidad, sino porque posiblemente esa inversión traiga grande retorno.
Al final no es sólo que la declaración de Altman sea preocupante por la pérdida de piso, por la frialdad con que se siente frente a muchos problemas actuales, sino más bien porque es una muestra pública de cómo es todo ese mundo. Y el problema de fondo es que todas esas construcciones de tecnologías no vienen desde un pensamiento realmente sensible que busque mejorar las condiciones de vida de las personas, las mejoras del mundo, precisamente porque quienes están detrás de su creación, configuración y modelado, sólo están detrás del reconocimiento, de retornar las inversiones a sus inversores, de generar herramientas que continúen bajo el paradigma de la productividad y rendimiento .
Y como dijera Marian Donner: “mientras el uso de la tecnología se centre en la facilidad y la eficiencia, todo lo que no cumpla con ello desaparecerá, incluyendo a los seres humanos”.
