Maduro es un tirano

CIUDAD DE MÉXICO.- Nicolás Maduro es un tirano que tiene a Venezuela sometida en un régimen antidemocrático y antiderechos. Esta debería ser una oración con la que tanto la derecha como la izquierda latinoamericana concordáramos. Lamentablemente, no es así. En México he observado cómo un sector de la supuesta izquierda democrática se empeña en defender lo indefendible.

Su análisis se limita a simples asociaciones. Como los expresidentes panistas Felipe Calderón y Vicente Fox arroparon al opositor Edmundo González Urrutia durante su gira internacional, asumen que entonces deben respaldar a Maduro. Esto no es futbol. No se trata de irle a un equipo o a otro. Hay que entender el contexto y la evidencia de lo que está ocurriendo.

Varias cosas pueden ser ciertas. Sí, Venezuela ha sido devastada no sólo por su gobierno, sino por las sanciones comerciales impuestas por Estados Unidos. Podemos reconocer eso, a la vez reconociendo que Maduro es un dictador que lleva en la presidencia desde 2013. Entendamos cómo llegó al poder. Su predecesor, Hugo Chávez, ganó su primera elección en 1998. En Venezuela, el cargo dura seis años, con infinita posibilidad de reelección, y por eso, Chávez se quedó en el puesto hasta el 5 de marzo de 2013, cuando murió de cáncer. Para ese punto, Maduro ya era su vicepresidente, y antes de morir, Chávez le pidió a la gente que votarán por él.

Las elecciones fueron en abril de 2013 con una altísima participación, alrededor del 80% del electorado salió a las urnas. Declararon ganador a Maduro con una mínima diferencia de su opositor, Henrique Capriles. El chavista tuvo el 50.61% de los votos, y el opositor 49.12%. Por eso, la gente pidió que se contara cada voto, cosa que no ocurrió. Así es como Maduro asumió el cargo en el que todavía permanece, y que busca ejercer al menos seis años más.

Maduro inicialmente prometió tener elecciones justas, pero luego su régimen inhabilitó a la principal opositora María Corina Machado. Ella salió de la contienda y respaldó a Edmundo González que asegura ganó las elecciones del pasado 28 de julio. Edmundo ha mostrado gran parte de las actas, que permanecen resguardadas en Panamá y que evidencian que obtuvo más del 60% de los votos. Maduro por su parte no ha mostrado absolutamente nada. Se declaró ganador sin presentar una sola prueba.

Para colmo el régimen informó que buscan detener a Edmundo. Ofrecen una recompensa de 100,000 dólares a quien proporcione información que ayude a su captura. Esto es completamente absurdo dado que el opositor estuvo esta semana en una gira pública, constantemente dando a conocer su ubicación. Es en esa gira que González Urrutia visitó a Biden y fue visto junto a Calderón y Fox. Desafortunadamente esta no es la primera vez que la oposición venezolana aparece con figuras impresentables. Cómo olvidar cuando la exalcaldesa Sandra Cuevas viajó a Venezuela a aplaudirle a María Corina. El tema es que, aunque esto pueda ocasionarnos “repele”, no debe ser una razón suficiente para negar lo que está sucediendo.

Venezuela está sometida ante un régimen antidemocrático, que persigue a opositores, manifestantes y a la prensa libre. Solo en esta semana secuestraron al yerno de Edmundo González y desaparecieron al excandidato presidencial Enrique Márquez y al activista a favor de la libertad de expresión, Carlos Correa.

Maduro no es un representante de la izquierda latinoamericana. Es un tirano.