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Tlacoyos: ¿Qué es y cómo se hace el nixtamal que los hace tan especiales?

El nixtamal y los tlacoyos representan más que una simple receta, son el recordatorio de que nuestras tradiciones perduran y evolucionan.

Por: Marco Delgadillo

CIUDAD DE MÉXICO. - En la CDMX y en el Centro del País, si hay algo que llena el alma y nos conecta con nuestras raíces, son los tlacoyos. Este manjar de maíz, de forma ovalada y relleno de frijol, haba o requesón, se ha convertido en una joya culinaria que nos recuerda que lo auténtico sigue vivo en nuestras calles.

Pero, ¿alguna vez te has preguntado cuál es el secreto detrás del sabor tan característico de los tlacoyos? La respuesta está en el nixtamal.

 

¿Qué es el Nixtamal?

Los tlacoyos tienen su origen en la época prehispánica y son el resultado de una técnica ancestral que transforma el maíz en una masa suave y flexible. Esa técnica se llama nixtamalización, y su nombre proviene de dos palabras del náhuatl: nextli (cenizas) y tamalli (masa).

En términos simples, el nixtamal es el proceso de cocer el maíz en agua con cal para suavizarlo, una técnica que aumenta el valor nutricional del grano y mejora su sabor. Es gracias a esta alquimia de tradición que el maíz se convierte en un ingrediente básico para la elaboración de tortillas, tamales y, claro, los exquisitos tlacoyos.

 

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¿Cómo se prepara el Nixtamal?

Hacer nixtamal es una labor que exige paciencia y dedicación, algo que en las grandes tortillerías puede ser un proceso automatizado, pero en las cocinas tradicionales sigue siendo un ritual lleno de misticismo y respeto.

El proceso comienza con el lavado del maíz para quitarle las impurezas. Luego, se hierve el maíz en agua con una porción de cal, removiéndolo de vez en cuando para asegurarse de que se cocine de manera uniforme. La magia ocurre cuando los granos se van ablandando, y su cáscara se desprende con facilidad.

Después de algunas horas de cocción y reposo, el maíz está listo para ser molido, ya sea a mano, en un metate o en molinos eléctricos. La masa resultante es flexible, suave y ligeramente elástica, perfecta para ser moldeada en las diferentes formas que caracterizan a la gastronomía mexicana.

 

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¿Qué son los Tlacoyos?

El tlacoyo no solo es un antojito, es una experiencia. En las calles de la ciudad, es común ver a las cocineras moldeando la masa, dándole forma a esos ovalitos que luego rellenan con frijol, haba o requesón. Tras pasarlos por el comal y dejarlos bien doraditos, los tlacoyos son servidos con una capa de nopales, salsa verde o roja, y queso fresco rallado.

Junto con los tacos, este platillo es parte esencial de la identidad chilanga y en cada bocado nos recuerda la mezcla de sabores que ha recorrido siglos de historia y se mantiene tan relevante como el primer día. Comer un tlacoyo no es solo satisfacer el hambre, sino rendir homenaje a nuestras raíces, al maíz y a la labor de quienes mantienen vivas estas tradiciones.

 

¿Es el Nixtamal una tradición y parte de nuestra cultura?

El nixtamal y los tlacoyos representan más que una simple receta, son el recordatorio de que nuestras tradiciones perduran y evolucionan. En un mundo donde la rapidez es la norma, la preparación de un buen nixtamal y la hechura de un tlacoyo nos enseñan a valorar el tiempo, la dedicación y el origen de lo que comemos.

Así que, la próxima vez que te encuentres frente a un tlacoyo humeante, tómate un momento para apreciar el trabajo y la historia que lo acompañan. Porque aquí en la Ciudad de México, un tlacoyo es mucho más que un antojito callejero: es un pedazo de historia que sigue vivo en nuestras manos y en nuestros corazones.

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