Reabren los adoratorios del Templo Mayor en la CDMX
Son los vestigios más antiguos e importantes del Huey Teocalli de Tenochtitlan, el sitio más sagrado de la Ciudad Azteca.
CIUDAD DE MÉXICO.- La Zona Arqueológica de Templo Mayor en la antigua Tenochtitlan reabrió sus puertas el 31 de octubre, permitiendo a los visitantes admirar nuevamente los adoratorios principales dedicados a los dioses Huitzilopochtli y Tláloc.
#NoticiasINAH 🗞️ Reabre en su totalidad la Zona Arqueológica de Templo Mayor, con estreno de la techumbre de la Etapa II
— INAH (@INAHmx) October 31, 2024
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📸 Gerardo Peña, INAH. pic.twitter.com/pupw3lgn5l
¿Qué significado tienen los Adoratorios?
Estos adoratorios, considerados los vestigios más antiguos e importantes del Huey Teocalli de Tenochtitlan, eran el sitio más sagrado de la ciudad mexica, donde se llevaban a cabo ceremonias religiosas y funerales de los tlatoanis más poderosos. El espacio cuenta ahora con un nuevo techo diseñado para su conservación, que resalta la importancia histórica y cultural de este lugar emblemático. Visitar la Zona Arqueológica de Templo Mayor es una experiencia única para conocer la historia y la riqueza cultural de la antigua civilización mexica.
La reapertura de la Etapa II de la Zona Arqueológica permite al público general contemplar la piedra donde se realizaban los sacrificios humanos en honor al Sol. Además, se destaca una pequeña cabeza de piedra y el símbolo 2 Conejo, que se cree data del año 1390. Este espacio dedicado a las deidades principales estuvo cerrado desde 2021 debido a un derrumbe causado por una granizada. Descubre más sobre este fascinante sitio arqueológico y su historia milenaria.
¿Cómo se describen las etapas?
Cada expansión del Templo Mayor fue un símbolo en la historia de los mexicas, marcando su crecimiento y dominio sobre otras civilizaciones. La estructura, compuesta por dos pirámides dedicadas a Tláloc y Huitzilopochtli, representaba la dualidad y el equilibrio del universo mexica.
El culto a Tláloc, dios de la lluvia, y a Huitzilopochtli, dios de la guerra, era fundamental en la vida de los mexicas, y el Templo Mayor era el lugar sagrado donde se llevaban a cabo ceremonias y sacrificios en honor a estos dioses.
- Primera etapa (1325-1390): Consistió en una estructura sencilla de tierra y adobe, dedicada a Huitzilopochtli y Tláloc.
- Segunda etapa (1390-1427): Durante el reinado de Huitzilíhuitl, se construyó un templo más grande con una base de piedra. Se añadieron nuevos adoratorios y esculturas.
- Tercera etapa (1427-1440): Itzcóatl, tras la victoria en la guerra de Azcapotzalco, ordenó una importante expansión del templo, para ello se utilizaron piedras volcánicas labradas y se ampliaron las escalinatas.
- Cuarta etapa (1440-1481): Motecuhzoma Ilhuicamina continuó la expansión, añadiendo un nuevo revestimiento de piedra y ampliando las plataformas. Se erigieron altares y se decoró con esculturas y relieves.
- Quinta etapa (1481-1486): Tízoc, sucesor de Motecuhzoma I, inició una nueva fase constructiva, pero murió antes de completarla. Se le atribuye la construcción de un gran disco de piedra dedicado al sol.
- Sexta etapa (1486-1502): Ahuízotl, hermano de Tízoc, finalizó la expansión iniciada por su predecesor. Esta fue la etapa más ambiciosa, que resultó en el templo de mayor tamaño hasta ese momento. Se estima que participaron miles de trabajadores en su construcción. Se inauguraron altares dedicados a deidades importantes y se realizaron sacrificios humanos a gran escala.
- Séptima etapa (1502-1521): Motecuhzoma Xocoyotzin, el último tlatoani mexica, realizó algunas modificaciones menores al Templo Mayor antes de la llegada de los españoles.
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Hoy en día, el Templo Mayor sigue siendo un importante sitio arqueológico que nos permite adentrarnos en la historia y la cultura de los antiguos mexicas. Su imponente presencia y su significado simbólico siguen fascinando a quienes lo visitan, recordándonos la grandeza y la complejidad de esta civilización.