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'Voto por voto' 2.0

EN OTRAS PALABRAS POR SOFÍA OTERO

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Por: Sofia Otero

CIUDAD DE MÉXICO.- El canto de “Voto por voto, casilla por casilla” ahora sale de otras bocas: de la oposición, ese bando que en 2006 tanto ridiculizó las sospechas de fraude del entonces candidato Andrés Manuel López Obrador. La deslegitimación de la derrota apabullante del PRIANRD ocurrió las últimas horas del pasado 2 de junio, cuando la candidata opositora Xóchitl Gálvez publicó una serie de mensajes. En ellos, señalaba que era una mentira que Morena hubiera ganado, y que sus contrincantes estaban ocultando votos.

La ganadora de la presidencia, Claudia Sheinbaum de Morena-PT-PVEM festejó en la madrugada en el Zócalo capitalino. Ahí, dio una fuerte revelación: “Quiero agradecer a Xóchitl Gálvez Ruiz, candidata de Fuerza y Corazón por México, por su llamada que recibí hace unos minutos reconociendo el triunfo”. Parecía que el asunto se asentaría, pero no fue así. El 3 de junio, Xóchitl anunció que impugnaría la elección. Contradictoriamente dijo confiar en el conteo del INE, y de forma simultánea sentir “sorpresa” por los resultados, por lo que dijo deben “analizar lo que sucedió”. Un día más tarde, el 4 de junio, Alejandro “Alito” Moreno, dirigente nacional del PRI hizo un llamado al “Voto por voto, casilla por casilla”. Aunque la postura oficial es que sí aceptan la victoria de Sheinbaum, la oposición no ha intentado frenar las teorías conspiratorias de fraude propagadas en sus sectores más radicales.

Tras los reclamos del PRIANRD, el INE anunció que volverían a contar el 67.3% de los paquetes de la elección presidencial, 70.3% de las boletas para la Cámara de Diputados y Diputadas y el 70.7% de los votos al Senado. No por las acusaciones, sino porque la ley electoral establece que se deben revisar los votos en caso de irregularidades.

Después de este minucioso proceso los resultados cambiaron ligeramente, pero para la mala fortuna de Xóchitl. La panista sumó 832 mil 492 votos más, mientras que Claudia recibió 2 millones 628 mil 230 adicionales (ampliando aún más su margen de ventaja). Que la oposición promoviera que lo visto el 2 de junio podría revertirse tras la revisión era como mínimo una ingenuidad y como máximo un mecanismo de manipulación de su base más fiel y esperanzada. Recordemos que en 2018, a pesar del amplio margen de victoria de López Obrador, el instituto hizo un recuento del 75%. Nada cambió. ¿Por qué esta vez iba a ser distinto?

Podemos simultáneamente decir que hubo varias omisiones del INE durante el proceso y a la vez sostener que no hubo un fraude. El instituto debió tener más boletas en casillas especiales y para votantes en el extranjero. Además, las autoridades electorales fueron incapaces de frenar el aparato propagandístico que operaba día con día en la mañanera contra la coalición opositora. Aún así, tengámoslo bien claro: esta elección estuvo bajo atenta vigilancia. No sólo de parte de todxs lxs funcionarixs de casilla, que son parte de la ciudadanía, sino además de una misión especial de la Organización de Estados Americanos que envió a observadores del extranjero para garantizar la transparencia.

Que haya gente en la oposición que quiere aferrarse a la teoría del fraude, sólo deja en evidencia, una vez más, su incapacidad de ver la realidad. Por años no se permitieron salir de sus burbujas y reconocer que millones de personas vieron mejoras en su calidad de vida bajo la administración actual. Claro que seguimos enfrentando graves problemas como la corrupción y la inseguridad, eso no se niega, pero deben abrirse a un proceso de autorreflexión, a menos que lo que busquen sea quedarse en el olvido.

Ver nota:
'Marea Rosa': la estrategia de manipulación del PRIAN

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