El mundo de hoy no motiva a los jóvenes
¿Será que los humanos hemos aprendido que somos lo que compramos o lo que tenemos? Fernando Bustos nos cuenta más sobre el consumismo voraz.
CIUDAD DE MÉXICO.- Días pasados en una entrevista con EFE Noticias, Pepe Mujica dijo que “el mundo de hoy no
motiva a los jóvenes, se pierden en el consumismo atroz [...] la juventud no tiene sueños, ¿tú sueño qué es? ¿cambiar el auto? ¿comprar una cosa nueva? ¿a seguir la vida pagando cuotas?
Esto me hace pensar: ¿Tú con qué sueñas? ¿Tus sueños tienen que ver con comprar cosas nuevas como menciona Mujica en esta entrevista con EFE Noticias o ¿con qué? ¿Qué te motiva más allá de tener dinero para poder comprar cosas?
Y es que el señalamiento de Mujica es cierto, somos máquinas deseantes que han trasladado su deseo al consumismo, a la necesidad de participar y entendernos en la sociedad a partir de lo que compramos. Queremos más porque aparentemente somos lo que compramos y queremos pertenecer desde ahí, desde lo que se juega en la esfera publica a primera vista que es el consumo, la capacidad de tener siempre lo nuevo, lo último, lo premium.
Por otro lado ¿es cierto eso de que la realidad no les permite soñar a los jóvenes? En ese fragmento de entrevista Mujica dice que es porque estamos heredando una realidad que no nos dice que puede haber un mañana mejor y quizá sea cierto. Fisher, Bifo Berardi, Zizek, nos hablaban ya de esa incapacidad por pensar el futuro en términos optimistas, como si este estuviera cancelado.
El tema es que si el futuro se cancela lo único que nos queda es puro presentismo, consumir para sentirnos felices sin importar el mañana aún cuando no sepamos bien qué es la felicidad y porque se nos insiste tanto en que seamos felices.
Y no quiero que se entienda que no está bien querer comprar algo y que esto nos haga sentir bien, simplemente estoy diciendo que quizá no debemos fincar toda nuestra identidad, ni nuestros sueños, ni nuestra creatividad en el consumo voraz. El problema que hay que discernir es que el capitalismo ha invadido tanto todo que incluso se ha apropiado de nuestra capacidad de soñar, de nuestra creatividad y de nuestra libertad.
Nos ha enseñado qué y cómo desear. Y es frente a eso a lo que hay que buscar maneras de resistir aunque sea un poco.
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