Democratización de la CDMX: historia y evolución
¿Sabías que la Ciudad de México pudo elegir a su gobierno local hasta 1997? Aquí te contamos la historia.
CIUDAD DE MÉXICO.- La Ciudad de México, ha vivido un desarrollo político único en comparación con el resto de las entidades locales. A lo largo de la historia, la administración de la capital ha sido diferente debido a su estatus especial dentro de la Federación Mexicana. Sin embargo, en 2016 se promulgó la Constitución Política de la Ciudad de México, marcando un cambio significativo en su organización política.
De 1928 a 1930 se suprimió el régimen municipal del Distrito Federal para convertir al territorio en un Departamento, lo que daba facultades a los titulares del Ejecutivo Federal para designar al regente lo que ahora se conoce como jefe de Gobierno—, así como a la persona encargada de la Procuraduría local en cada cambio de administración federal. Desde finales de la década de los veinte hasta 1970 la situación siguió igual en la ciudad; sin embargo, poco a poco la evolución social empujó a que se realizaran cambios para poder atender las necesidades de una población que crecía y que era imposible de atender para una sola persona. Fue por eso que en los años setenta se promulgó una ley que dividió la urbe en 16 delegaciones y que cada demarcación estuviera encabezada por una persona, pese a este cambio, se siguió imposibilitando que la ciudadanía eligiera a sus representantes o que tuviera un Congreso que impulsara ajustes a las leyes en su beneficio.
¿Cuál fue la historia del desarrollo político de la capital?
Antes y después del periodo colonial, la Ciudad de México ha sido el epicentro de los acontecimientos nacionales en México. Tras la Revolución Mexicana, la organización y administración de la urbe experimentaron importantes modificaciones, pasando a formar parte de las facultades del Presidente de la República.
Fue por eso que en los años setenta se promulgó una ley que dividió la urbe en 16 delegaciones y que cada demarcación estuviera encabezada por una persona, pese a este cambio, se siguió imposibilitando que la ciudadanía eligiera a sus representantes o que tuviera un Congreso que impulsara ajustes a las leyes en su beneficio.
¿Cómo se logró la democratización de la CDMX?
Hace 10 años, la reforma que dio origen a las Jefaturas Delegacionales marcó el inicio de la demanda de representatividad política y una vida democrática por parte de la población. Sin embargo, pasaron siete años para que se creara la Asamblea Representantes del Distrito Federal, la cual se reformó en 1994 convirtiéndose en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal.
Este cambio no solo transformó el ejercicio del servicio público en la política capitalina, sino que también alejó al presidente de la toma de decisiones en la ciudad. A la par, en todo México se vivía una apertura democrática con la creación del Instituto Nacional Electoral (INE), el cual otorgó a los ciudadanos el poder de manejar las elecciones en lugar del gobierno federal.
Esta democratización también se reflejó a nivel estatal, con la creación de órganos locales. De esta forma, se dio paso a la reforma que transformó el Departamento del Distrito Federal en el Gobierno del DF. Fuel en 1997 cuando estos cambios permitieron a los capitalinos votar por su gobernante por primera vez, conocido como titular de la Jefatura de Gobierno, cargo que aún perdura en la actualidad.
En 2016, la Ciudad de México experimentó un importante cambio político que la llevó a convertirse en la entidad número 32 del país. Así es como finaliza la era del Distrito Federal y el inicio de la Ciudad de México.
Además, las delegaciones fueron reemplazadas por alcaldías, cada una integrada por un alcalde y un cabildo de 10 personas. Este proceso de apertura democrática ha sido caracterizado por la inclinación hacia gobiernos de izquierda desde que se permitió el acceso al voto.
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Este cambio en la estructura política de la Ciudad de México marcó un precedente en su historia, consolidando su posición como una entidad con características especiales dentro del país. A pesar de su tradición federalista, la capital ha logrado adaptarse a las nuevas realidades políticas y administrativas, demostrando su capacidad de evolución y adaptación a lo largo del tiempo.