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¿Comer en la calle nos hace más fuertes o nos enferma más? Esto dice la UNAM

El profesor Enrique Jesús Delgado Suárez, de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia de la UNAM, es enfático al señalar que 'consumir alimentos en la calle es un riesgo'.

Por: Marco Delgadillo

CIUDAD DE MÉXICO. - En Ciudad de México, la comida callejera forma parte del paisaje cotidiano. Para muchos, estos puestos son una opción rápida, accesible y económica para alimentarse. Desde tacos y sincronizadas hasta hot cakes y churros, las calles están llenas de sabores que nos llaman a detenernos y disfrutar. Sin embargo, surge una pregunta importante: ¿qué tan segura es esta comida para nuestra salud?

 

La accesibilidad y el riesgo

El profesor Enrique Jesús Delgado Suárez, de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia de la UNAM, es enfático al señalar que “consumir alimentos en la calle es un riesgo”. Según Delgado Suárez, muchos de estos puestos carecen de condiciones higiénicas adecuadas, como espacios para el lavado de manos o refrigeración de alimentos, lo que aumenta el riesgo de contraer enfermedades transmitidas por alimentos (ETAs). Datos del Sistema Nacional de Vigilancia Epidemiológica revelan que en 2022 se registraron más de 3.4 millones de casos de enfermedades infecciosas intestinales en México, con más de 23 mil relacionados con intoxicaciones alimentarias bacterianas.

La pregunta que muchos se hacen es si estos riesgos son suficientes para alarmarnos, dado que casi todos hemos disfrutado alguna vez de los sabores de la calle sin aparente consecuencia inmediata. Sin embargo, ¿podría ser esta una bomba de tiempo para nuestra salud?


Las enfermedades que acechan en la comida callejera

La Organización Panamericana de la Salud (OPS) identifica tres tipos principales de enfermedades transmitidas por alimentos: infecciones, intoxicaciones y toxinas. Entre los microorganismos más comunes que se pueden encontrar en estos alimentos están la salmonella, shigella y el virus de la hepatitis A. Aunque muchos de estos patógenos no tienen sabor ni olor, su presencia en los alimentos puede ser suficiente para generar enfermedades graves.

Una de las formas más comunes de exposición es a través de la fruta fresca que se vende en los puestos. “El mango en rebanadas, por ejemplo, es manipulado sin condiciones adecuadas de higiene, lo que lo convierte en un foco de bacterias como Escherichia coli o salmonella”, explica Delgado Suárez.


¿Tienen los mexicanos un “estómago más fuerte”?

Existe una creencia popular de que los mexicanos han desarrollado una especie de “inmunidad” a la comida callejera debido a su consumo frecuente. Sin embargo, el profesor Delgado Suárez desmiente este mito. Según las estadísticas, la incidencia de salmonelosis en México es cuatro o cinco veces mayor que en países como Estados Unidos o las naciones de la Unión Europea. En México, hay un promedio de 60 casos de salmonelosis por cada 100,000 habitantes, mientras que en Europa son solo 12 y en Estados Unidos 16. Estos números demuestran que la idea de que los mexicanos tienen un estómago más resistente no tiene fundamento científico.

Ver nota:
La comida mexicana más pedida en la CDMX según una plataforma


Medidas preventivas: educación para la salud y regulación

En medio de esta realidad, surge la necesidad de tomar medidas preventivas. La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda seguir cinco principios clave para prevenir enfermedades transmitidas por alimentos, entre ellos:

Sin embargo, el profesor Delgado Suárez también hace hincapié en la responsabilidad del consumidor para exigir mejores prácticas de higiene en los puestos de comida, señalando cómo durante la pandemia se logró que muchos vendedores adoptaran medidas más estrictas debido a la presión social.

Además, Delgado Suárez subraya la importancia de desparasitarse dos veces al año como medida preventiva frente a los parásitos que también pueden estar presentes en los alimentos callejeros.

 

La regulación de los puestos de comida: una necesidad urgente

Si bien muchos puestos callejeros son fuente de sustento para miles de familias, el docente considera necesario que tanto las autoridades como los vendedores adopten medidas más estrictas de regulación. En países europeos, los pocos puestos callejeros que existen están sujetos a rigurosos controles sanitarios, una práctica que en México podría ayudar a reducir los altos índices de enfermedades relacionadas con la comida.

La comida callejera en México es un reflejo de la riqueza culinaria y cultural del país, pero también es un espacio donde se cruzan los riesgos para la salud. Aunque la practicidad y la economía sigan haciendo de estos puestos una opción tentadora, es crucial que como consumidores tomemos consciencia de los peligros que implica consumir alimentos en condiciones insalubres y exijamos mejores prácticas a quienes nos alimentan en las calles.

El mito del “estómago fuerte” mexicano no debe cegarnos ante una realidad: no estamos exentos de enfermedades, y la mejor manera de seguir disfrutando de estos sabores es hacerlo con la debida precaución.